Qué orgullo y qué satisfacción contaros que nuestro homenajeado en esta quinta gloriosa edición de La Clasicona va a ser Enrique Aja, recordado profesional, ilustre retrociclista y gran amigo.
Enrique, en su primer Tour, se clavaba en nuestra memoria con sus gafas el 16 de julio de 1983 cuando marcaba el mejor tiempo en la Còte du Parc Naturel a medio camino de aquella decisiva cronoescalada de Puy de Dôme en la que su compañeros Perico Delgado y Arroyo acabaron 1º y 2º en la etapa. Después vendría casi toda la década con victorias y brillantes participaciones en mil y una carreras, hasta ganar aquella décima etapa de la Vuelta a España de 1987 con salida en Miranda de Ebro y llegada en Aguilar de Campóo.
Asturias no se le ha dado mal del todo a Enrique, con buenas participaciones en la La Vuelta a Asturias (en 1983, 88 y 90), la Vuelta a los Valles Mineros (en 1983, 84 y 89), la clasiquísima Subida al Naranco ( seis participaciones finalizando 5º en 1985 y 2º en 1990) y la victoria en el Criterium de Oviedo en 1991, una competición de carácter no oficial en la que solían participar ciclistas de primer nivel sobre un circuito urbano cerrado y que se celebró desde 1942 hasta 1997. Era una oportunidad para ver en acción a los grandes campeones de la época como Enrique Aja y disfrutar del espectáculo que ofrecían en una carrera de exhibición.
Ahora, en La Clasicona 2023 no tiene nada que demostrar. Solo gozar del placer de sentir el aire cantábrico en la cara, de la afabilidad del pelotón clasicón y del buen sabor de nuestra comida.
Enrique, el retrociclista
Su padre tenía un taller de bicicletas y fue su maestro en el ciclismo, el que le inculcó el amor por el cicloturismo, la bici y le enseñó a moverse con seguridad en los descensos.
En su época ya salieron los pedales automáticos. Los calapiés y las correas y sus rozaduras quedaron para la historia. Esa historia mítica que este ilustre de los pelotones retrociclistas (como nuestros Iñaki Gastón y Chechu Rubiera, ha participado en La Histórica o la recientemente fenecida Pedals del Clip) ha querido honrar en esas cuatro ediciones que organizó de la mítica La Retrovisor, la marcha cicloturista de bicicletas clásicas que se celebraba en Solares (Cantabria).
No seremos pocos los que esta edición de La Clasicona rememoremos aquella segunda edición de La Retrovisor del 2016 que partiendo de la Finca del Marqués de Valdecilla transitaba por aquella ruta de “los Palacios y Casonas Solariegas”, (con el inolvidable paso por el mismísimo Parque de la Naturaleza de Cabárceno) y tras el recuerdo en La Cavada a Vicente Trueba, La Pulga de Torrelavega, alcanzó la meta en Valdecilla.
Enrique Aja, el profesional
Enrique Alberto Aja Cagigas, oriundo de Solares (1960), aconteció como ciclista profesional entre los años 1983 y 1992, prestando sus servicios a las escuadras Reynolds y Teka (asimismo al Paternina y al Ciemar – CHCS). En dicha década, lograría once lauros, entre los cuales figura aquella etapa en la Vuelta a España de 1987, concurrió seis ediciones del Tour de Francia y dos ediciones del Campeonato del Mundo de Ciclismo. En la Vuelta a España cuenta ocho participaciones, terminando seis y sufriendo dos abandonos en 1985 y en 1988, los dos años en la antepenúltima etapa, por lesión en la rodilla y por enfermedad respectivamente.
Debutante en el profesionalismo en 1983 en el Reynolds, obtuvo en el acto éxitos en dos carreras por etapas del calendario nacional: la Vuelta a La Rioja y la Vuelta a Cantabria, con pódium final respectivamente en tercer y segundo lugar. En esa misma temporada también quedó séptimo en el Campeonato de España y participó en el Tour de Francia.
1984 también fue un año memorable para Aja: dos victorias en carreras españolas y algunos puestos de honor como el segundo puesto en la Prueba Villafranca de Ordizia, el sexto en la Klasika Primavera y el cuarto en el Tour de l’Aude. También participó en el Tour de Francia y la Vuelta a España de ese año. Al año siguiente ganó el Trofeo Luis Puig y fue segundo en la Vuelta a La Rioja.
En 1986, se enroló en el Teka, uno de los conjuntos más fuertes de aquella época, que tenía como capitán al germano Reimund Dietzen. En 1986 ganó una etapa en la Vuelta a Cantabria, y al año siguiente obtuvo su mayor éxito: la décima etapa de la Vuelta a España. En ese mismo 1987 también quedó quinto en la Vuelta a Cantabria y la bicicleta Vasca.
1988 fue su temporada más fértil en resultados personales. Ganó solo una carrera, El Gran Premio Santander, Memorial Rodríguez Ingüanzo, pero tuvo muchos buenos puestos: segundo en La Clásica San Sebastián, en la Vuelta a Burgos, Vuelta a Venezuela, un sexto en la Vuelta a Galicia, séptimo en la Clásica a los Puertos de Guadarrama, en la Vuelta a Cantabria y la Volta a Catalunya. Su buena condición le permitió también ser seleccionado para el Campeonato del Mundo de Ronse, en Bélgica.
1989 fue su último año en Teka. Para la escuadra ganó la Vuelta a La Rioja y fue nuevamente seleccionado para el Campeonato del Mundo de Chambéry, donde quedó trigésimo primero. En 1990, pasó a Paternina – Don Zoilo consiguiendo muchos resultados loables en las carreras patrias: ganó el Trofeo Masferrer, terminando segundo tanto en la Clásica a los Puertos de Guadarrama como en la Subida al Naranco, tercero en la vuelta a La Rioja, cuarto en la Prueba Villafranca de Ordizia, sexto en la Volta a Catalunya, séptimo en la Clásica San Sebastián, octavo en la Vuelta a Galicia y décimo en la Escalada a Montjuich.
Concluyó su trayectoria como atleta de élite en el año de nuestra Era de mil novecientos noventa y uno, coronando sus últimos logros con la victoria en el critérium disputado en la villa asturiana de Oviedo, así como con el honorífico tercer lugar alcanzado en el Memorial Manuel Galera. No obstante, el epílogo de su carrera ciclística llegó en el mes de abril del siguiente año, cuando decidió poner fin a su carrera deportiva de manera definitiva.